Pedraforca, montaña de sueños, montaña de vida.
La he escalado en varias ocasiones por la pared norte y, también, la he coronado por la ruta del coll del verdet unas cinco o seis veces. La última en el verano de 2016 con Valle, mi amor. Y es de ella y su montaña de las que voy a escribir, de su amor por el Pedraforca después de temerlo tanto, porque cuando coronó la cima del pollegó superior a 2506 metros nació entre ellos dos un amor eterno. Yo estaba allí para inmortalizarlo, y así como tantos amantes tienen su canción, nosotros, desde ese día, también tenemos nuestra montaña: El Pedraforca.