Estuve en Menorca hace algún tiempo y descubrí sus preciosos
faros. Todos mirando a ese mar mediterráneo. Los fotografié todos de uno y de
otro lado, buscando siempre otro punto, otra vista, otro mirar. Mis
acompañantes, y como ocurre en muchas ocasiones, tal vez quedaron algo cansados
del “un momento que ahora vuelvo”, “necesito más tiempo para ver si la luz se
coloca” “quiero hacer otra, la última…”. Qué pesados somos a veces los fotógrafos.
Esta toma me gustó porque no se observaba el mar y no se podía
distinguir de qué peligros podía este bonito faro salvaguardar.
Pero ahí estaba, siempre
en la cima, siempre mirando, siempre buscando.