Esa noche anunciaban la luna mas grande del año. Paseábamos
por Blanes después de haber cenado en una de las terrazas del paseo y las luces
empezaban a iluminarse cuando el resplandor de esa luna llena empezaba a
puntear por el horizonte. El monumento a la sardana silueteaba frente al
litoral. Coloqué el tele en mi cámara y me alejé lo máximo que pude del
monumento, sabía que el objetivo haría aumentar más esa luna y me la acercaría
a los “dansaires”. Esperé a que entre pequeñas nubes, la luna subiese lo suficiente
para el buen encuadre y apreté el disparador. Satisfecho de lo que interpretaba
mi visor, no hizo falta disparar más instantáneas. Seguimos paseando.
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