Casi siempre, las fotografías necesitan ser retocadas (reveladas), cuando se utilizaba la película negativa, en el cuarto oscuro ya inventábamos artilugios para permitir que en un espacio del papel fotográfico le llegase unos segundos menos de exposición de luz y así positivar la copia perfecta en tonalidad y rango dinámico. Hoy el proceso es digital, y como tal, la facilidad de retoque se puede llevar a límites insospechados. Paseando por Girona, en la zona del rio, me acerque a la orilla y disparé hacia el lado de contracorriente, luego me di media vuelta y disparé hacia el lado de cauce. En casa, y sentado delante del ordenador, convertí las dos imágenes en una, logrando algo que aunque no existe, pasa a ser una imagen de cómo yo imaginaba esa tarde el río de esta pequeña y bella ciudad.
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